La insistente obra del grupo de teatro Yuyachkani, uno de los mas tercos de nuestro suelo que nos ofrece su memorable puesta en escena. Una revisión a la historia de todos, un viaje en tren eléctrico por los senderos de la indesición. Sal de mesa para la herida, necesaria y punzante.
Comenzamos. La obra introduce al desprevenido en un museo de cera,
protagonistas los Peruanos, buenos y malos, descarados y despellejados, en un mismo lugar, mas cerca que nunca. El soldado muerto tras la guerra del Pacífico, la mujer esterilizada forzosamente en campaña "de salud" del gobierno, los escolares que pronuncian el himno nacional sin saber lo que repiten sus lenguas, Mujeres Ashaninkas en esclavitud, el intrépido fujimori y demas grandísimos y exhuberantes sinverguenzas de la historia peruana.Cristo, la virgen María y el escribidor; se juntan para hablarse, sin oirse. Son los pedazos del vistazo hacia atrás, de lo que descubrimos, de aquello que en las aulas escolares nunca se enseña con profundidad.
La obra transcurre entre diálogos pesarosos, de los muertos en guerra y las viudas que no recibieron nada; de los prófugos que se burlaron de los niños, de sus padres y abuelos.
En este teatro no hay butacas ni tablas, no hay distancia. Rozas al personaje y él te mira, pasa por tu lado e invade tus límites. Por fin tienes cerca al ex-presidente, y si no fuera un actor lo hubieras matado ahí mismo. La virgen te observa y hasta hueles el humo del cigarro que fuma Abimel Guzmán.
De pronto todo se vuelve oscuro y flota en el centro la bandera peruana, ultrajada y agujereada. Imagino por un instante la violencia política, todo aquello que se vivió cuando yo apenas nacía, recuerdo personajes en la televisión de hoy discutiendo por la cantidad de víctimas a manos del ejército Peruano y me da rabia, ¿acaso importa si fueron veinte, cinco mil o un millón? Recuerdo a Fujimori recorriendo las esca
leras de la embajada del Japón en Lima, pasados ya los innecesarios tiros de gracia a los emerretistas. Recuerdo así muchas imágenes que podría añadir a la obra, que podría colocar a mi costado. Veo para todos lados, recolecto preguntas y las respondo. Identifico a los culpables, me imagino a las víctimas y a mi mismo. Agradezco furiosamente estar ahí en ese preciso lugar, de pie, abofeteado. Imagino el distrito de Miraflores, Calle tarata en llamas. que hoy luce hermosa, todo iluminado y no por fuego.Estoy pensando, estoy recordando y me imagino caminando por ahí, cruzarme con un turista cargado de artesanías en el mercado indio. Me enfurezco y lo imagino ahí, en la inmensidad del SINTITULO, remojandose en mis muertos, en mi historia, conociendo mas que ruinas. y museos. Llegando a descubrir que esto también es el Perú.
Grupo teatral YUYACHKANI, uno de los mas importantes exponentes del teatro latinoamericano. Mas información sobre sus próximas y realizadas obras en : http://www.yuyachkani.org Vale la pena, y vale el tiempo.
Comenzamos. La obra introduce al desprevenido en un museo de cera,
protagonistas los Peruanos, buenos y malos, descarados y despellejados, en un mismo lugar, mas cerca que nunca. El soldado muerto tras la guerra del Pacífico, la mujer esterilizada forzosamente en campaña "de salud" del gobierno, los escolares que pronuncian el himno nacional sin saber lo que repiten sus lenguas, Mujeres Ashaninkas en esclavitud, el intrépido fujimori y demas grandísimos y exhuberantes sinverguenzas de la historia peruana.Cristo, la virgen María y el escribidor; se juntan para hablarse, sin oirse. Son los pedazos del vistazo hacia atrás, de lo que descubrimos, de aquello que en las aulas escolares nunca se enseña con profundidad.
La obra transcurre entre diálogos pesarosos, de los muertos en guerra y las viudas que no recibieron nada; de los prófugos que se burlaron de los niños, de sus padres y abuelos.En este teatro no hay butacas ni tablas, no hay distancia. Rozas al personaje y él te mira, pasa por tu lado e invade tus límites. Por fin tienes cerca al ex-presidente, y si no fuera un actor lo hubieras matado ahí mismo. La virgen te observa y hasta hueles el humo del cigarro que fuma Abimel Guzmán.
De pronto todo se vuelve oscuro y flota en el centro la bandera peruana, ultrajada y agujereada. Imagino por un instante la violencia política, todo aquello que se vivió cuando yo apenas nacía, recuerdo personajes en la televisión de hoy discutiendo por la cantidad de víctimas a manos del ejército Peruano y me da rabia, ¿acaso importa si fueron veinte, cinco mil o un millón? Recuerdo a Fujimori recorriendo las esca
leras de la embajada del Japón en Lima, pasados ya los innecesarios tiros de gracia a los emerretistas. Recuerdo así muchas imágenes que podría añadir a la obra, que podría colocar a mi costado. Veo para todos lados, recolecto preguntas y las respondo. Identifico a los culpables, me imagino a las víctimas y a mi mismo. Agradezco furiosamente estar ahí en ese preciso lugar, de pie, abofeteado. Imagino el distrito de Miraflores, Calle tarata en llamas. que hoy luce hermosa, todo iluminado y no por fuego.Estoy pensando, estoy recordando y me imagino caminando por ahí, cruzarme con un turista cargado de artesanías en el mercado indio. Me enfurezco y lo imagino ahí, en la inmensidad del SINTITULO, remojandose en mis muertos, en mi historia, conociendo mas que ruinas. y museos. Llegando a descubrir que esto también es el Perú.Grupo teatral YUYACHKANI, uno de los mas importantes exponentes del teatro latinoamericano. Mas información sobre sus próximas y realizadas obras en : http://www.yuyachkani.org Vale la pena, y vale el tiempo.
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